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El embalaje es un proceso crucial para muchos sectores de la industria, debido a que permite asegurar y conservar los productos durante el almacenamiento y transporte, además, hace posible que tenga buena presentación para los consumidores. Existen diversos tipos de embalaje, que dependen de las características físicas de los bienes y las necesidades de los fabricantes. Entre ellos destaca el uso de los súper sacos, que son ampliamente utilizados en la actualidad por las ventajas que proporcionan.
Hay algunas empresas que aún utilizan métodos antiguos de embalaje y poco convenientes, que restan versatilidad y rapidez a sus procesos. Lo recomendable es cambiarse y hacer uso de aquellos que se adecúen a la forma, dimensiones y volúmenes de los productos que manejan. El súper saco puede ser lo que necesitan. Les diremos en esta publicación lo que deben saber sobre los súper sacos y varias razones por las que deben implementarlos en el proceso de embalaje.
Conozcan las excelentes características de los súper sacos
Son también conocidos como FIBC (Flexible Intermediate Bulk Containers) y consisten en envases que ayudan en el almacenamiento, mantenimiento y transporte de productos a granel, como granos, arenas, cemento, residuos, entre otros. Como su nombre lo sugiere, son empaques flexibles y de grandes dimensiones, que destacan por su practicidad y alta resistencia, debido a que pueden soportar grandes cargas, además, son muy sencillos y agilizan los procesos de embalaje.
Son muchos los sectores que utilizan los súper sacos, por ejemplo, construcción, minería, agricultura y ganadería, química, procesamiento de alimentos, entre otros. La mayoría de los tipos disponibles poseen una apertura superior que se abre por completo. En ella se introducen los contenidos que deben transportarse, además, suelen tener cintas de agarre o asas que vuelven sencilla su manipulación.
Parecen una tecnología moderna, sin embargo, son utilizadas desde hace décadas, por ejemplo, para el manejo de productos peligrosos. Comenzó a utilizarse en los años 40 por la industria del caucho y en los años 60 inició su uso en sectores como el químico y petrolero, debido a los avances tecnológicos en la industria textil y el desarrollo de materias primas de excelentes características como la rafia de polipropileno.
Desde su aparición, el diseño de los súper sacos no ha cesado de perfeccionarse hasta volverse un medio de embalaje seguro y práctico, que facilita la manipulación y capacidad productiva de los sectores para una gran variedad de aplicaciones. Algunos ejemplos son la industria de la construcción, que los utiliza para recoger residuos, y la agrícola que los usa para transportar cereales, granos y frutos secos.
Ahora bien, deben saber que no todas las súper bolsas presentan las mismas medidas, diseños, materiales y características. Es importante que consideren todos esos detalles para elegir los ejemplares más convenientes. Al momento de adquirirlas, deben considerar siempre las propiedades de los productos que manejarán con ellas. Los fabricantes han diseñado diversos tipos para satisfacer las necesidades de las industrias. Los tipos estándar que encontrarán son los siguientes:
Válvula de descarga
Cuenta con una válvula en el fondo que facilita las descargas de los contenidos. Puede tener boca abierta con faldón o válvula y se utiliza comúnmente para el manejo de polvo y granos.
Válvula de carga
La válvula que integran regula el flujo de los productos cuando se cargan. Se ofrece en distintos tamaños y capacidades.
Boca abierta
Es la súper bolsa más usada y se fabrica en distintas dimensiones y capacidades. Recibe su nombre por su boca ancha, que permite manejar productos de forma sencilla, además, tiene un fondo cerrado.
Boca abierta con faldón
Se diseñan con un faldón en la boca por donde se introducen los productos y permite el sellado del empaque.
¿Por qué cambiarse a los súper sacos?
Hay diversas razones por las que deberían implementar los súper sacos en sus procesos. Entre las más notables, destacan las siguientes:
Son económicos
Se trata de uno de los métodos de embalaje más asequibles, además, permiten manejar grandes cantidades de producto, lo que ahorra tiempo y dinero en procesos como compra, almacenaje y transporte, además, pueden manejar sin requerir elementos externos o con el uso de un montacargas o apilador.
Son respetuosos con el medio ambiente
La mayoría de las barcinas industriales pueden reutilizarse, siempre y cuando sea un material presto para ello. En Comercializadora de Polímeros Reciclados utilizamos el polipropileno, además, los sacos reusados son tratados mediante procesos que no alteran su composición. Pueden encontrarse incluso súper sacos usados a menor precio, lo que disminuye nuevas fabricaciones, además, cada ejemplar se fabrica conforme a reglamentos internacionales y estándares de cuidado medioambiental.
Agilizan los procesos
Pueden utilizarse de forma manual y obtener procesos más ágiles, sin embargo, lo recomendable es utilizar maquinarias especiales, que se han adaptado a los sacos para posibilitar procesos de llenado y vaciado más ágiles e incrementar las producciones. Si no desean una maquinaria, pueden optar por soportes diseñados especialmente para las súper bolsas. Se fabrican con acero y ayudan a reforzar y mantenerlas en su posición, además, prolonga la vida útil de los sacos y disminuye la superficie de almacenamiento.
Son versátiles
Si bien se manejan modelos estándar, son también trajes a la medida y pueden cubrir muchas necesidades de embalaje. Tienen un laminado especial que permite la impresión de logotipos empresariales para promocionar a las marcas o brindar a los clientes información sobre el contenido.
Optimizan los procesos de transporte y manipulación
Las bolsas integran asas de elevación, por tal motivo no es necesario manipularlas con dispositivos externos. Son capaces de transportar hasta toneladas de peso, además, elimina la necesidad de pallets. También son muy fáciles de almacenar y pueden plegarse hasta quedar completamente planos, por lo que el espacio que requieren es mínimo.
Son resistentes
El material con el que se fabrican usualmente es la rafia de polipropileno, que posee alta resistencia mecánica a impactos y a la fatiga que conlleva el uso constante. Pueden usarse muchas veces sin disminuir su resistencia, además, son capaces de soportar en entornos con altas temperaturas, debido a que su punto de fusión es de 160 °C. Posee también resistencia química en comparación con otros materiales como el polietileno, y puede aguantar ante sustancias alcalinas y ácidas.
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